La justicia australiana ha condenado a la cadena de restauración
Kentucky Fried Chicken a pagar 8 millones de dólares australianos, unos
6,3 millones de euros, a una adolescente que sufrió graves lesiones tras
comer una hamburguesa de pollo en mal estado en un restaurante de la
compañía en Sidney.
Ahora, el juez Stephen Rothman ha considerado que la hamburguesa estaba contaminada por la «negligencia» de uno o varios empleados de KFC. La compañía ha anunciado que recurrirá el fallo, aunque todavía no ha iniciado el procedimiento.
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