Hay quienes dicen que las cirugías plásticas son como los tatuajes: una vez que te haces uno, quieres otro y otro hasta que tu cuerpo esté cubierto de una infinidad de dibujos; sin embargo, las cirugías se pueden convertir en un peligro para quienes se convierten en adictos al bisturí.
Un desperfecto aquí, otro acá, siempre existe un pretexto para tener un encuentro con el quirófano. La belleza se convierte en el peor de todos los enemigos… ¿Cuántas veces no hemos visto a personas que no se cansan de meterse silicón o que están obsesionadas con la juventud?
Un caso que está dando la vuelta al mundo es el de Vanity Wonder, una mujer que se obsesionó con sus glúteos y se sometió a un gran número de cirugías con el único propósito de obtener un trasero grande y perfecto… ¿Lo logró?
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