lunes, 21 de mayo de 2012

Tiene 18 años y es capaz de hacer esto



1957, un avión estadounidense dejó caer accidentalmente una bomba de hidrógeno 700 veces más potente que la bomba atómica de Hiroshima. No tenía la mortífera dosis de plutonio, pero igual provocó un cráter de 8 metros de diámetro y escombros radioactivos en varios kilómetros a la redonda. Muchos años después, cualquiera que posea un detector de metales, y un contador Geiger (medidor de radioactividad) puede encontrar restos de esta bomba.
Esto hizo Taylor Wilson, un pequeño de 18 años natura de Texarkana, Arkansas.

Este genio precoz, según coinciden varias revistas científicas, es el físico nuclear más prometedor del mundo. A sus 14 años, construyó un reactor nuclear de fusión en su propia casa, según cuenta la publicación española “XL semanal” y recoge ABC.
Tras recolectar unos 30 kilos de uranio y fragmentos de bomba, recoge todo y lo lleva a su casa Reno (Nevada) junto a sus padres. El material que carga no es objeto de trabas durante los controles, pues no es inflamable. Según Taylor le dice a “Popular Science”, “no hay peligro a menos que haya una exposición muy larga y a corta distancia”. No obstante, se podría hacer con todo esto una “bomba sucia”, confiesa.
COMBATE EL TERRORISMO Y LUCHA CONTRA EL CÁNCER
No es la única ocurrencia del joven científico. También piensa en combatir el terrorismo. Él mismo diseñó un escáner para armas nucleares en los contenedores de los buques mercantes. También quiere acabar con el cáncer, nada menos. Lleva trabajando en nuevas técnicas de radioterapia desde hace algunos años. No solo teoriza, también aplica funciones prácticas a sus investigaciones.
EL APOYO DE LOS PADRES
Sus padres contaron que cuando era bebe mostraba interés por la construcción, pero la real. No quería jugar con cubos de Lego, quería ladrillos de verdad. A sus 4 años, se ponía en la calle y dirigía el tráfico. A los 5, pidió a sus padres una grúa de verdad. Cuando sus padres notaron sus intenciones, contactaron con un constructor para que le permita manejar una grúa de 6 toneladas.
El papá, ex jugador de fútbol americano y empleado de una embotelladora de Coca Cola; y la madre, profesora de yoga, no saben de quién heredó su hijo su pasión por la ciencia. Lo único claro que tienen es qué hacer y qué no hacer con su joven genio: dejarlo hacer y estimular. Cuando se preocuparon por la seguridad de su hijo al ver su laboratorio lleno de objetos peligrosos, confiaron en él cuando les dijo “sé lo que hago”.
El propio presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, se ha reunido con Wilson para conocer sus proyectos.

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