lunes, 9 de abril de 2012

Twisted Metal



Conferencia de Sony en el E3 de 2010, tras una presentación sin grandes bombazos (casi todas las novedades se habían filtrado antes) llega la supuesta “traca final”, aparece un personaje fumando un puro, se disparan las especulaciones, y se anuncia el regreso de Twisted Metal, una saga que en Europa y Japón no ha tenido nunca grandes cifras de ventas, pero que en el mercado americano cuenta con una legión de fieles seguidores.
Twisted Metal nos mete de nuevo en la competición del mismo nombre, un torneo organizado por Calypso en el que los participantes se enfrentan entre sí en vehículos cargados de armamento. La octava entrega de la saga no cambia en nada el concepto jugable de la franquicia, y así nos encontramos de nuevo a bordo de alguno de los vehículos, tratando de eliminar al resto de contendientes mientras esquivamos sus letales ataques.
Desde el principio se aprecia el esfuerzo del equipo Eat Sleep Play, capitaneado por David Jaffe, por llevar el juego a jugadores que no hubiesen conocido los anteriores. Para ello se ha apostado fuerte tanto por el modo campaña para un jugador, como por un multijugador variado y divertido, aunque el resultado haya resultado mejor en esta segunda opción que la primera.

La campaña principal son en realidad tres tramas, que deberemos jugar de forma secuencial. En ellas se nos plantea en forma de historia la participación de tres personajes muy diferentes en Twisted Metal: Sweet Tooth, Mr. Grimm y Dolllface, con objetivos muy diferentes dentro de la competición. No son más que una serie de misiones unidas mediante unos videos con actores reales con los que se trata de dar sentido al sinsentido del juego, del que por cierto se ha anunciado una película a cargo de Brian Taylor.  Hay que ser muy buen escritor para sacar una buena trama de un sinsentido como es Twisted Metal, el que ha escrito el guión del videojuego no lo es, ¿estará a la altura el guionista de la película?
Por mucho que se adorne este modo con unas supuestas tramas y la participación de actores reales, la mecánica no termina de funcionar. Al final, las misiones que conforman las tres historias no son más que unos objetivos a cumplir en un mapa del multijugador en el que nos enfrentamos a rivales manejados por la máquina en lugar de otros jugadores. Inteligencias Artificiales por cierto bastante tramposas, en competiciones todos contra todos verás como un rival tiene a otro completamente a tiro y sorpresivamente  no le remata, gira bruscamente y se dirige a por ti  que estás en otra zona del mapa. Aún así, viene bien para los que no hayan jugado los títulos anteriores conozcan a los personajes y sobre todo se hagan con los controles antes de afrontar la dura competición que encontraremos en  los modos multijugador. El control puede suponer un problema para muchos jugadores, a los cuales les puede resultar excesivamente complejo de principio y el juego no dispone de ningún modo en el que se nos permita familiarizarnos con  la multitud de opciones que nos encontraremos ya desde la primera partida que juguemos. Una vez superada esta barrera inicial, seremos capaces de sacar provecho de todas las funcionalidades de nuestro vehículo (coche, moto, camión e incluso helicóptero). Pero de ahí a que lo dominemos aún nos quedan unas horas más de juego.

Los modos multijugador son los que dan sentido a un título de este tipo, y ahí es donde Twisted Metal da el do de pecho. La cantidad y variedad de modos de juego permitirán a todo tipo de jugadores encontrar el suyo: Combate a muerte, Combate a muerte por equipos, Último hombre en pie, Perseguido y Bomba atómica. Los dos primeros son bastante típicos con la diferencia de que mientras en el primero estás solo, en el segundo formas parte de un equipo. En el modo Último hombre en pie, empiezas la partida con un número determinado de vidas que irás perdiendo según te vaya matando hasta que no te quede ninguna y quedas eliminado. Uno de los modos más novedosos y divertidos es Perseguido, una especie de todos contra uno en el que se designa a un jugador como objetivo y el resto de jugadores debe destruirlo. Bomba atómica es el habitual defender la bandera entre dos equipos, en el que debes destruir la estatua de tu oponente al tiempo que defiendes la tuya.
Estos modos soportan hasta 16 jugadores simultáneos, mientras que hasta cuatro pueden jugar a pantalla partida en una misma consola, algo que muchas desarrolladoras están dejando de lado y los jugadores más veteranos apreciamos en gran medida, sobre todo con juegos como el que nos ocupa, salvaje y gamberro para compartir con hasta 3 amigos en el salón. El sistema online del juego no está funcionando todo lo bien que debiera, en ocasiones tarda mucho tiempo en encontrar partida, en otras te ubica en una arena con jugadores excesivamente experimentados o noveles para tu nivel y se producen desconexiones con demasiada frecuencia. Por otro lado, es el típico juego en el que tener una buena conexión es fundamental, algunos jugadores te acribillan sin que a ti te de tiempo casi a reaccionar, es como si fuesen por delante tuyo a la hora de jugar. Esperamos que todos estos problemas sean producto del lanzamiento del juego y se resuelvan en breve. Eso se asegura por parte de Sony.

Los puristas gráficos se estarán echando las manos a la cabeza al ver las imágenes que acompañan a este texto, es cierto que el modelado de vehículos y escenarios es bastante “simplón” y las texturas tampoco son de las mejores que nos podamos encontrar. Bien es cierto que hay otros aspectos mucho mejores como las explosiones y los efectos visuales en general, y que el resultado en movimiento es mucho mejor de lo que las imágenes estáticas puedan llevar a pensar. Donde sí ha acertado Eat Sleep Play es en el diseño de las arenas de combate, más de 30 escenarios en 8 localizaciones que fomentan el enfrentamiento directo entre los participantes y la diversión.
En el apartado de sonido destaca una banda sonora cañera y variada con artistas de renombre como Iggy Pop, Judas Priest o Sepultura, que le va como un guante al juego. El doblaje al castellano es correcto, mejor para algunos personajes que otros y más que notable durante la acción, que acompaña perfectamente a los espectaculares efectos de sonido de los vehículos, armas y explosiones.
Como conclusión final, Twisted Metal no es un juego sencillo de recomendar. Su manejo complejo puede echar para atrás a muchos jugadores y su enfoque hacía el multijugador a otros muchos que busquen otro tipo de juego. Si no te gusta tienes multitud de motivos para justificarlo. Si te engancha te dará igual todo lo demás, diversión y jugabilidad a tope.

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